¿Y si por un momento viésemos a Jaén como un lienzo en blanco? ¿Cómo podríamos imaginar su futuro? ¿Qué trazos dibujaríamos? ¿Qué colores elegiríamos de nuestra paleta?... Las combinaciones serían infinitas.
Este relato es solo una de esas posibles combinaciones, donde se ha dejado volar la imaginación y compuesto nuestra visión con una consensuada selección de ideas por nuestra asociación de empresarios, junto con algún que otro atrevimiento.
En PROA llevamos tiempo recopilando ideas y proyectos útiles para nuestra ciudad y provincia, que redunden en una mejora de la economía y, por consiguiente, en la calidad de vida de nuestra gente.
Durante todo este año hemos mantenido reuniones en diferentes organismos y con las diferentes autoridades que nos pedían colaboración para localizar ideas fuerza que ayudasen, bajo nuestra visión de empresarios, a mejorar el futuro de nuestra tierra.
Somos una asociación dinámica, siempre hemos sido capaces de recoger el guante y ponernos a trabajar unidos para alcanzar cualquier objetivo que nos planteásemos, y en este caso también lo hicimos. Después de varias reuniones de trabajo, recopilamos más de veinte ideas fuerza que podrían reforzar el desarrollo económico y social de nuestra tierra, dar sentido a su potencial y aumentar el orgullo de pertenencia de su gente.
Una vez hecho esto nos quedaba saber transmitirlas a nuestros interlocutores, y debido a su heterogeneidad, entendimos que la mejor forma sería tener la visión clara, a modo de ejemplo, de cómo sería nuestra tierra después de su consecución.
Esta narración no tiene otro objetivo que crear una visión idílica, igual de válida que cualquiera otra que el destino nos pudiera deparar si se cumpliesen la mayoría de los retos planteados. Para cada una de las propuestas o reivindicaciones que aparecen en la narración, pueden contar con nuestra asociación, para su comentario y desarrollo, siempre desde nuestra humilde posición.
Nuestro relato es una visión a diez años. Nuestras administraciones y nuestros políticos deben entender, y así se desprende del texto, que deben apostar por proyectos a corto, medio y largo plazo, que en muchas ocasiones escapan al periodo de una legislatura, incluso de dos, y del color de un partido o de otro, porque la alternancia puede producirse en esas apuestas.
Por último, hay que indicar que con este texto no queremos pecar de arrogantes ni pretenciosos, y mucho menos de ingenuos, pero quizás sí de ambiciosos. Este relato no es una guía soberbia de soluciones para nuestra provincia, si no tan solo, una visión de posibles e imposibles, donde creemos sinceramente, que lo primero gana por goleada a lo segundo.
Viernes,18-10-2030 11:00 h.
El día había amanecido despejado y con bastante fresco. Era lo único que no podía controlar la organización del evento, y a pesar de todo había habido suerte. Jaén siempre sorprendía en octubre, más aún en sus días de feria. El fin de semana anterior había llovido algo, el lunes hubo tormentas y ese viento desapacible que invita a quedarte en casa. A partir del martes y hasta hoy, cielo despejado. Y así habría de estar aún algunos días.
La Granja empezaba a ser un hervidero de furgonetas y camiones de diferentes servicios: montaje de la carpa, cocina para el catering, sillería, decoración, seguridad, medios técnicos y de comunicación. Todo parecía funcionar de forma arbitraria como una especie de hormiguero, nunca peor ni mejor organizado.
El enclave había sido construido hacía ciento dieciséis años como granja escuela, impulsada por la Diputación de Jaén. Desde entonces solo había tenido dos usos: el original, que se denominó Granja-Escuela Práctica de Agricultura Regional, y a partir de 1995 y por treinta años, ejerció de sede del Servicio Provincial de Gestión y Recaudación Tributaria hasta su traslado en 2025 al nuevo edificio en el que se unificaron todos los servicios del organismo. A partir de hoy tendría otro uso más lúdico al servicio de la ciudad y de su promoción. Sin lugar a duda, se convertiría en un punto de referencia para foráneos y visitantes de la ciudad.
La organización había querido marcar la fecha de la inauguración con un día que permaneciera en la mente de Jaén. Había elegido San Lucas por la cercanía con la fecha de finalización prevista de las obras que se habían prolongado por periodo de dos años, casi seis meses más de lo previsto, sobre todo por los problemas orográficos de la construcción de la infraestructura.
Estaba prevista la asistencia de un grupo de casi doscientos invitados, entre autoridades locales, autonómicas y nacionales. Esto último había obligado a mejorar la seguridad del evento. Estaba previsto cortar la carretera de Córdoba y la circunvalación durante las horas que durase el evento. No obstante, no se preveía ningún tipo de aglomeración, ya que la mayoría de los jiennenses estarían en el ferial y la apertura oficial se haría en realidad a primeras horas del día siguiente.
El resultado del proyecto había sido excepcional: una muestra más de la buena disposición y de la colaboración de las diferentes administraciones que, durante los últimos diez años, y aunque había alternado el signo político de algunas de ellas, se mantuvieron firmes en beneficio de la capital y la provincia.
La agenda del evento había previsto la recepción en privado de autoridades a las 19:30 con un recorrido explicativo por el entorno: centro de interpretación, oficinas y taquillas, y rueda de prensa con los medios de comunicación. Posteriormente, estaba prevista la celebración de un acto con todos los invitados a partir de las 20:30 en el espacio expositivo dispuesto en uno de los pabellones del complejo. Al finalizar se ofrecería un aperitivo con todos los asistentes y se permitiría hacer uso del ingenio.
El día sería interesante.
18-10-2030 18:00 h.
Voy en hora, pensaba mientras miraba su flamante Smart Watch 7 de color rosa, un sueño para ella hecho realidad, y que se había auto regalado por su onomástica hacía apenas una semana, una caja dorada con un diámetro de esfera de 32 milímetros que Apple había anunciado como novedad y que acompañaba a las clásicas de 38 y 43 milímetros anteriores, y que desde el primer momento le había encandilado.
Este año la sesión de presentación de productos se volvía a celebrar en el teatro Steve Jobs, situado en su sede de Cupertino. Hacía ya algunos años que había salido a la luz que el fundador de la empresa había decidido que al morir su cuerpo fuese conservado en estado de criogenización en un laboratorio del país; y que seguía en el anonimato por mucho que investigadores y periodistas habían intentado localizarlo.
Al finalizar la presentación de las actualizaciones de los productos para este año, siguiendo a la clásica frase de “una cosa más”, Tim Cook anunció lo que casi todo el mundo sabía, el lanzamiento de las iSneaker unas zapatillas deportivas conectadas al móvil sin necesidad de recarga que transmitían toda la información del ejercicio efectuado, temperatura y posicionamiento GPS.
Charo era una entusiasta de esta marca. Aparte de usuaria del último iPhone de la temporada, durante los cuatro años que duró su ingeniería industrial en la Complutense le había acompañado su ordenador portátil Mac Book, tanto en sus sesiones en las aulas, como en las largas horas de la noche estudiando, haciendo cálculos o resolviendo problemas y supuestos. Le había cogido un enorme cariño, aunque sabía que pronto iba a tenerlo que sustituir por alguno más potente.
Voy en hora, volvió a pensar según aparcaba junto a la estación de tren de Andújar dispuesta a tomar el cercanías de las 18:30 hacia Jaén capital. Aunque era madrileña de nacimiento, vivía desde hacía tres años en una casa rural en las afueras de la localidad, heredada de sus abuelos, y que con mucha ilusión fueron arreglando sus padres de verano en verano, de Semana Santa en Semana Santa, de Navidad en Navidad.
No le fue difícil decidir mudarse. Hacía tiempo que Madrid le asfixiaba: la sobrepoblación y su contaminación no acababan de diluirse por mucho control que querían imponer sus autoridades. Eso, y el tiempo perdido en cada desplazamiento, fue lo que la empujó a buscar soluciones drásticas.
Su empresa le permitía teletrabajar sin demasiadas exigencias. Quizás alguna reunión presencial al mes en la sede de la calle Velázquez, que más le parecían de control, que estrictamente necesarias, un control horario que, aunque flexible, tenía que informar a través de un sistema presencial y, muy importante, una conexión a Internet de alta velocidad, a ser posible 6G.
La casa de Andújar le permitía vivir con esa tranquilidad soñada: tenía espacio de sobra, vistas impresionantes al parque natural y un acceso rápido a una red ferro- viaria más que aceptable, tanto a la alta velocidad desde Córdoba, como a la red de cercanías que le permitía disponer de todos los servicios de las principales ciudades de la provincia.
Jaén también contaba desde hacía ocho años con una de las mejores infraestructuras de telecomunicaciones de España. A principios de la década, una serie de proyectos tecnológicos innovadores impulsaron y animaron a las principales compañías nacionales a la instalación de aquel entonces innovador 5G en cada uno de los noventa y siete municipios de la provincia.
Un ejemplo de esos proyectos fue la creación de una red de recarga de vehículos eléctricos en cada municipio, lo que se consiguió en apenas dos años de trabajo, siendo la primera provincia en lograrlo en todo el país.
Otro proyecto impulsor fue la completa informatización del olivar a través de sensores que permitían conocer el déficit hídrico, las carencias nutricionales del olivar, el control biológico de plagas y enfermedades y sobre todo el grado de madurez del fruto. Este sistema facilitó el impulso de la calidad del aceite de oliva virgen extra que logró cambiar la visión de la mayoría de los productores y las cooperativas que, hasta entonces habían tenido como único indicador la cantidad de aceite extraído, y que se había transformado en una obsesión por la calidad y por el uso de técnicas agronómicas que cuidasen el medio ambiente.
Acomodada en el tren, Charo repasaba en su cabeza los casi dos años de proyecto en los que había trabajado intensamente con tanta ilusión y al que hoy se pondría punto final. El estudio y la elección del grupo motor, los frenos, el tensionado, los cables, el anclaje y mil detalles más no habían sido tareas fáciles. Se había hecho cargo de la coordinación como jefa de proyecto del equipo técnico y su lucha contra el tiempo, en especial los últimos meses, la habían dejado rendida.
Había realizado ese trayecto infinidad de veces. Se sabía de memoria las paradas: Villanueva de la Reina, Espeluy, Mengíbar y por fin Jaén. También conocía los tiempos, en total unos treinta minutos.
Voy en hora, insistía, divisando al fin la estación de la capital. Sabía que la recogerían para llevarla directamente al lugar del evento.
La noche será interesante.
18-10-2030 7:10 h.
A ver: botella de agua, algo de fruta, cámara de fotos, polarizador, guantes, sudadera térmica… Ana repasaba su mochila en silencio. La mañana era fresca. Pasaban diez minutos de las siete y había quedado con los amigos en veinte minutos para echar el día de senderismo como hacían muy a menudo en otoño, invierno y primavera. Este año era la primera vez que salían. La vuelta escalonada de algunos de ellos y el mal tiempo del arranque de octubre habían impedido estrenarse después de las vacaciones.
Casi cerraba la puerta de su apartamento cuando se acordó de sus eternos compañeros de fatigas, sus bastones de trekking Diamond con dragonera que en más de una ocasión le habían salvado de desfallecer en alguna ruta. Tenían ya cicatrices de uso, pero estaban orgullosos de la persona que los portaba.
Hacía dos semanas que habían decidido arrancar en el centro de visitantes del Valle de Otíñar, para lo cual sabían que tenían que reservar con al menos diez días de antelación, ya que en esas fechas solía masificarse de visitantes y la organización había decidido limitar a trescientas personas el acceso.
A partir de ahí, caminarían hacia los Cañones, llegarían al valle y recorrerían el dolmen que lucía una nueva cara desde que excavaron y sacaron a la luz innumerables restos de un poblado calcolítico. Había en el trayecto varias cuevas con pinturas rupestres. Treparon hasta el Castillo de Otíñar que, aunque se encontraba en la última fase de reconstrucción, era visitable en un ochenta por ciento. A partir de ahí decidirían el resto de la ruta.
Con motivo de la nominación de la Sierra Sur como parque natural, todo el valle de Otíñar fue objeto de un proyecto de rehabilitación de sus puntos de interés, que incluían el castillo, los petroglifos, los túneles de las obras hidráulicas de la presa y el mirador de Carlos III, entre otros parajes.
Ana sabía que tenía que estar de vuelta a media tarde, ya que obviamente, estaba invitada a la inauguración del año y no quería llegar con prisas a la cita.
El senderismo era su vía de escape de las pantallas de ordenador, de su ratón y del mundo online en gene- ral. Había estudiado el ciclo formativo de Grado Superior en Artes Plásticas y Diseño en Ilustración, y después, en la misma escuela, había terminado el título superior de Diseño hacía ya dos años.
Era una ilustradora y diseñadora reconocida en la ciudad. Había resultado en 2024, justo terminando su ciclo formativo, ganadora del concurso de la remodelación y acondicionamiento del parque de la Concordia con un proyecto diferente, a modo de museo al aire libre sobre los grandes hitos del conocimiento de la humanidad, luminoso y abierto a la ciudad. Desde el final de las obras, ese espacio gozaba de la visita de cientos de personas a diario, era disfrutado por niños y mayores, y dejaba atrás aquellos tiempos en los que la ciudadanía le había dado de lado.
Disfrutaba en especial cuando participaba como diseñadora en proyectos cuyo trasfondo fuese la naturaleza. La imagen corporativa de espacios naturales era su especialidad, como la iconografía del remodelado Barranco del Perejil, la web de las reconocidas villas de turismo de lujo Zabaleta o el catálogo virtual del nuevo observatorio astro-turístico de Santiago Pontones.
Aun así, su trabajo de más repercusión fue el diseño del libro La Catedral de Jaén, joya del Patrimonio Mundial, que se editó a raíz del nombramiento del monumento como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2026 y que ya contaba con cuatro ediciones.
Este nombramiento fue considerado un logro para la ciudad, no solo por la Catedral, sino porque para llegar a ello se había realizado un esfuerzo enorme para adecentar y reformar el casco antiguo. Las fachadas de casi ciento cincuenta inmuebles fueron clasificadas y rehabilitadas en un proyecto de más de cuatro años, el entorno fue peatonalizado y la señalética de la localización de los bienes de interés cultural de la ciudad se fijaron en cada esquina para dar información a los visitantes.
Esos trabajos estaban casi olvidados en la mente de Ana. Solía centrarse tanto en cada “último proyecto” que lo convertía en su leitmotiv dentro de sus reuniones de compañeros y amigos, volcando todo su tiempo y su energía en su fondo y su justificación.
Por eso, esta noche la gente vería la cara más pública de su trabajo, el logotipo del artilugio, un isotipo, una selección de colores, una tipografía, casi cincuenta aplicaciones en diferentes soportes y poco más. Ella sabía —y los que la conocían también— que detrás de eso había un concienzudo estudio, muchas horas de navegación por Internet y algún que otro viaje por el país.
Ya por la tarde, dando los últimos retoques en su apartamento-estudio, sintió que el cansancio del día desaparecía y pensó en su trabajo y en el acto.
Será interesante.
18-10-2030 18:00 h.
—Tengo que volver a cargar a tope mi móvil, apenas tiene un treinta por ciento de batería; me queda aún media tarde y toda la noche de trabajo.
No se acostumbraba a llevar el móvil con un porcentaje inferior a la mitad, aunque sabía perfectamente que, en la actualidad y con ese porcentaje podría hacer uso ilimitado del dispositivo durante dos o tres días sin ningún miedo.
A sus treinta y cinco años, Javier era una persona concienzuda y algo cuadriculada. Era habitual en él dedicarle más tiempo en preparar lo que hacía, que el tiempo que dedicaba en hacerlo. Aún así, él lo sabía e incluso lo medía, se sentía satisfecho de la rentabilidad de su carácter y su eficiencia.
Había terminado su grado de Estadística y Empresa hacía apenas seis años. Su último curso tuvo la suerte de terminarlo en el edificio recién estrenado de la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas de la plaza de San Francisco, en pleno centro de la ciudad.
Durante ese último curso había aprendido a valorar el edificio, su historia y sus leyendas. Disfrutó su patio central con los amigos y alguna que otra hora en la cafetería con vistas, en la que se podía admirar, a través de sus ventanales, el impresionante edificio catedralicio.
Un inesperado proyecto de edificación de la nueva sede de la Diputación y la cesión del Palacio Provincial a la Universidad de Jaén cogió a contrapié a la ciudad, a los políticos de la oposición y autoridades que, en un principio, lo vistieron de incredulidad y posteriormente de admiración. Esta nueva sede, ubicada en el norte de la ciudad, apenas costó diez millones de euros y se erigió en año y medio, dotando al organismo de unas instalaciones modernas y funcionales. Estaban pensadas para agilizar la burocracia interna de cada una de las áreas. Un traje a medida, al fin.
A cambio, el centro de Jaén vivió un resurgir en su cotidianidad. Los casi cuatro mil jóvenes matriculados en la facultad, que compartían su uso desde hace años con las clases online, incitaron la apertura de nuevos comercios y servicios de toda índole: ropa, calzado, alimentación y, cómo no, diversos establecimientos de hostelería entre los que se encontraba alguna que otra franquicia.
Después de dos años de intenso estudio de oposiciones, que lo compaginó con un máster en Desarrollo Urbano y Territorial que estudió en una Escuela de Negocios en el mismo Jaén, Javier había conseguido su plaza como funcionario público en el ayuntamiento de Beas de Segura y tuvo la suerte de conseguir el traslado en apenas un año a Jaén, asignándole una plaza en la Casa Consistorial de la capital, en el área de Desarrollo Económico, Industrial y Turístico.
Pegado a su móvil desde que empezó el día, no deja- ba de atender y de dar órdenes a unos y a otros. —Todo saldrá bien —le decía intentando animar a su compañera Andrea—. Lo hemos hecho bien. Hemos finalizado el periodo de pruebas y todo funciona perfectamente. Hemos dado la concesión de su explotación a la mejor empresa que se había presentado a la licitación. Se ha conseguido un impacto mediático y en la ciudadanía muy positivo. Ahora solo nos queda disfrutar esta noche de su puesta de gala.
En los tres años que llevaba en el ayuntamiento, Javier había liderado varios proyectos importantes en la ciudad, todos ellos con cierto éxito, aunque algunos se encontraban aún en pleno desarrollo. Dentro de un proyecto de atracción de empresas a la ciudad enfocado, especialmente, a industrias de nuevas tecnologías de alta generación de empleo, había cerrado el acuerdo e inaugurado hace un año, una planta de fabricación de placas solares de alta eficiencia, creando más de doscientos puestos de trabajo directos y otros cuatrocientos indirectos. Estos paneles conseguían una producción de un cincuenta por ciento más de energía, gracias a un proyecto de I+D liderado y patentado por un equipo de investigación de la UJA.
Había participado en sus primeros meses de trabajo en la implantación de ENACESA, la mayor envasadora de aceite de España que contaba con la línea de producción más eficiente del mercado, con capacidad para más de doscientas botellas por minuto. La firma combinaba su actividad con un centro logístico capaz de distribuir el aceite ya envasado, etiquetado y paquetizado a destinos nacionales e incluso internacionales.
Pero sin lugar a dudas, la joya de sus logros dentro de este proyecto fue la firma para la instalación en el Parque Empresarial Norte de la empresa AGRONEXT, en la que crearían más de dos mil empleos en un periodo de dos años y que atraería el doble de empleos indirectos, y, posiblemente, el “todo vendido” en el parque a medio plazo.
AGRONEXT era el fabricante de maquinaria agrí- cola líder en Europa y segundo en el mundo. Sus productos unían la mayor fiabilidad mecánica con la última tecnología informática, dando soluciones innovadoras al tratamiento y recolección de cosechas. El cambio en la mentalidad del sector del olivar, la excelente infraestructura de telecomunicaciones de la ciudad, unas condicio- nes más que aceptables en el precio del suelo, y sobre todo, la acogida personalizada que tuvo el proyecto por el ayuntamiento facilitó en gran medida este aterrizaje.
—Si te parece, Andrea, paso a recogerte a las siete y nos acercamos a Renfe, recogemos a Charo y subimos los tres para el evento.
Ya en el coche, esperando en la puerta de la estación de trenes, volvió a mirar su móvil. Sigo con el treinta por ciento de batería, pensó sonriendo.
Esta noche será interesante.
18-10-2030 7:30 h.
Es un día extraño, se decía mientras arrancaba su coche camino a su laboratorio. Apenas había circulación en el centro de la capital y según salía dirección a Madrid, a la altura del Polígono de los Olivares, la carretera estaba casi desierta, apenas había vehículos y se respiraba esa tranquilidad de los días festivos.
Aunque era la festividad de San Lucas su puesto de trabajo estaba en el Parque Científico y Tecnológico GEOLIT y se regía por el calendario laboral de Mengíbar, por lo que hoy era laborable para ella como cualquier otro.
Había conseguido un puesto de becaria en AOVETECH, un laboratorio privado de aceites homologado desde hace ya unos años por el COI (Consejo Oleícola Internacional) para las pruebas avanzadas, normativa, y requisitos para su comercialización; laboratorio que certificaba la calidad del aceite y su autenticidad. Este último año, el COI lo había incorporado en su lista anual de laboratorios para pruebas de residuos contaminantes, lo que completaba la carta de servicios.
Esta última certificación había sido muy trabajada por el equipo de AOVETECH, creando una línea nueva de equipos medidores, utillaje, personal y cambios en el sistema informático en la nube, y que fue promovida con un interés especial por el gerente de empresa.
Su intención era dar servicio a la nueva planta de compostaje y reciclaje del olivar que se había implantado en la carretera de Fuerte del Rey, apenas a tres kilómetros de la autovía de circunvalación norte, y que, junto a otra planta de extracción de componentes de los subproductos del olivar, daban servicio a casi la mitad de los productores de la provincia desde 2024, y recurrentemente, hasta este año, había sido atendida desde los laboratorios de Córdoba y Granada.
AOVETECH era el segundo laboratorio certificado por el COI en la provincia y compartía su misión con el laboratorio oficial agroalimentario, ubicado en el mismo parque, pero de carácter público.
Isabel había terminado en julio el último curso de su grado en Ciencia y Tecnología del Aceite de Oliva. Apenas llevaba unos meses en su puesto, que se prolongaría hasta el mes de diciembre. Esperaba con ilusión permanecer en él después de su periodo de becaria.
Hubiera preferido cursar el doble grado que incluía también el grado de Nutrición Humana, pero debido a la alta demanda y la nota mínima que se requería, se quedó a las puertas de conseguirlo. Más de cien solicitantes se quedaron incluso por detrás de ella después del último corte a finales de aquel septiembre.
La Universidad de Jaén se había hecho con un lugar relevante entre las que impartían grados similares en España (que se contaban con los dedos de una mano). La calidad docente, la posibilidad de realizar las diversas prácticas durante el curso sobre el terreno y, sobre todo, la oferta laboral al finalizar, la convertía entre las más atractivas para los nuevos estudiantes.
Isabel siempre aprovechaba los escasos veinte minutos que separaban Jaén y GEOLIT para tomar contacto con su trabajo a la ida, además de para desconectar y relajarse a la vuelta. Los veintidós kilómetros por trayecto transcurrían por autovía, por lo que muchas veces se evadía y nunca se le hacía tedioso. Normalmente usaba el autobús para desplazarse, pero hoy había preferido el coche. Era consciente de la cantidad de trabajo que se acumulaba en el laboratorio en estas fechas y quería aprovechar el máximo antes de marcharse al acto de inauguración al que le habían invitado unos amigos.
El recorrido en autobús era diferente. La última parada la hacía en la avenida de Granada, a la altura del complejo polideportivo de La Salobreja. La salida de la ciudad la hacía por la misma carretera de Granada, a excepción de las semanas de la celebración anual de Expoliva, durante la feria de San Lucas, o los días de mercadillo, que modificaba su recorrido.
Esta mañana tendría más de doscientas muestras de aceite para analizar. El trabajo se incrementaba en especial en los meses de septiembre y octubre, y comenzaba a bajar en diciembre y enero hasta volverse plano hasta la nueva campaña.
La apuesta de la gran mayoría de productores por la calidad en detrimento de la cantidad, el reenfoque de muchos de ellos en el cultivo ecológico y biodinámico al mercado de la alimentación saludable y al de la salud en general, había incrementado exponencialmente el volumen, y había exigido sustituir los equipos de medición química en el laboratorio por otros más avanzados. Un porcentaje cada vez más alto de los AOVES iban acompañados en su embotellado por prospectos en varios idiomas, doblados meticulosamente, con información sobre su composición, características, tipo de cultivo, modo de empleo y en algunos casos también la posología de los mismos.
Incluso Expoliva había tenido un resurgir importante en los últimos años, cambiando su formato de bianual a anual, a fin de dar respuesta a las necesidades e inquietudes del sector. También se construyó un aparcamiento de cuatro plantas bajo el anterior, dentro del mismo recinto de IFEJA. Esa nueva infraestructura se unía a la capacidad de los aparcamientos ya utilizados habitualmente, en la habilitación del recinto ferial de Jaén y en Vaciacostales, que funcionaban todas las ediciones con autobuses transfer cada diez minutos.
Isabel proyectaba su día y aunque lo preveía agotador tenía la esperanza de cerrarlo con los amigos de una forma diferente.
Será interesante, se dijo.
18-10-2030 18:00 h.
—Tengo que marcharme Marta. No quiero llegar demasiado apretado a la inauguración y aún tengo que pasar por casa, arreglarme un poco y volver a subir—dijo Juan saliendo por la puerta de la oficina de JAEN TOURS, una empresa de turismo activo que había inaugurado hacía ya más de seis años y que, poco a poco, se había hecho con un porcentaje importante de los muchos visitantes que llenaban asiduamente las calles de la ciudad.
Había conseguido lentamente configurar una plantilla de ocho trabajadores. Había elegido un emplazamiento céntrico para sus oficinas, un bajo en plena Plaza de la Constitución, donde anteriormente se encontraba una joyería de toda la vida que hacía ya unos años había colgado el cartel de “se alquila”. El local tenía casi cien metros cuadrados, y contaba con la ventaja que, frente a él, disponía de un espacio en plena plaza para recibir a grupos de turistas e impartir el curso de manejo de los Segway a cada uno de ellos antes de iniciar el recorrido narrativo por las aceras de la ciudad. Él mismo, de vez en cuando, se erigía como guía de los grupos cuando alguno de sus trabajadores tenía algún impedimento para trabajar o en épocas de vacaciones.
En esos recorridos, Juan detallaba cada uno de los puntos de interés de la ciudad. Empezaba por la Iglesia de San Ildefonso, continuaba por la Catedral, entraba por la calle Maestra y subía hasta el Arco de San Lorenzo. Luego visitaba la iglesia de San Bartolomé, San Juan, los Baños Árabes y vuelta por calle Álamos hasta llegar a la magnífica fachada de la facultad de Ciencias Sociales. Por último, bajada por la Carrera hasta su punto de salida.
En cada uno de esos puntos, invitaba a los participantes a utilizar sus móviles y descargar la APP Jaén AR2030, con la que, con sólo orientar el dispositivo hacia el monumento o punto de interés, les permitía oír locuciones con información interesante sobre los mismos: historia, estilo, horarios de visita, entre otras cosas. Si no querían descargar la APP, les bastaba también con apuntar sus cámaras hacia los códigos QR instalados en las proximidades para acceder a la misma información. En su interior sentía un orgullo especial. Sabía que ese conjunto de casi cincuenta códigos QR, fue parte su trabajo de fin de grado de sus estudios de Turismo. Sin lugar a duda, había ayudado a infinidad de visitantes a ubicarse y a saborear de forma más intensa la ciudad.
Una vez que terminaba cualquier actividad, Juan se despedía de su grupo con el chascarrillo que se había puesto de moda: “A Jaén hay que volver”. Motivaba así a los visitantes a repetir una nueva visita y a poder disfrutar en otra ocasión de todo aquello que se les hubiese quedado en el tintero.
Aunque era festivo en Jaén, las oficinas de JAEN TOURS estaban abiertas al público. Justo este fin de semana que empezaba, tenían un movimiento de llamadas y de consultas por el chatbot de su página web algo excepcional. No había duda: sería el fin de semana con más afluencia de turistas a la ciudad del año.
A la celebración de la Feria de San Lucas, se añadía que esta era la segunda temporada en que el Real Jaén permanecía en primera división, y que en el sorteo en el inicio de la temporada, le había sido asignada la fecha del 19 de octubre para jugar en casa contra el equipo merengue de la capital de España, el Real Madrid. Con ocho partidos jugados ya, el equipo mantenía la cuarta posición en la clasificación general, gesta que había sido elogiada por todos los medios deportivos.
Hacía ya un par de semanas que se habían desmontado las lonas en forma de velas que daban sombra a la calle Bernabé Soriano, San Clemente, Roldan y Marín y Plaza de la Constitución, y que, sin lugar a dudas, habían conseguido hacer más llevadero el verano en la ciudad. Este fin de semana se preveía fresco, pero sin lluvias, y todos los alojamientos de la ciudad colgaban el cartel de completos. En los portales digitales de apartamentos turísticos y viviendas compartidas era casi imposible encontrar una habitación que no superara los quinientos euros por noche. Al planning de ocupación de actividades de Juan, apenas le quedaba huecos sin marcar el sábado, domingo e incluso la mañana del lunes.
A más Inri, se celebraba este mismo viernes la inauguración de un nuevo atractivo para la ciudad que se añadía al valor propiamente dicho de su conjunto monumental, un Castillo medieval, una Catedral Patrimonio de la Humanidad, el nombramiento oficial de Capital Mundial del Aceite de Oliva, tres restaurantes con Estrellas Michelín, la avenida de los Museos y los atractivos naturales en la Sierra Sur.
Tenía apenas dos horas para estar en el acto de inauguración y aún debía ir a casa, ducharse, vestirse, y llegar hasta el punto de encuentro donde unidades de autobuses lo llevarían hasta el lugar de la celebración, el recinto de La Granja.
—Creo que utilizaré el tranvía para subir y bajar—pensó Juan mientras salía despidiéndose de sus compañeros.
La cadencia continua de sus horarios, la rapidez en el desplazamiento de este medio de transporte y su sostenibilidad, lo habían convertido en el preferido de la ciudad. Desde hacía ya un par de años se había proyectado, licitado e iniciado las obras de su ampliación con dos ramales, uno por la Avenida de Andalucía y otro por el Polígono del Valle hasta las mismas puertas de la universidad.
En menos de una hora y media, Juan se encontraba ya a bordo del autobús que hacía de transfer y buscaba en su móvil la invitación al evento que le había llegado hace dos semanas en forma de sus apreciados códigos QR.
“Estimado Juan:
Nos complace contar con usted en calidad de Presidente de la Asociación de Empresas Turísticas de Jaén el próximo día 18 de octubre de 2030, a las 20:00 horas en la inauguración de…”
Va a ser interesante, pensó.
18-10-2030 19:15 h.
Mateo y Marian eran los responsables del control de acceso al recinto. Aunque estaban seguros de conocer al dedillo el protocolo, echaban un vistazo a la lista de invitados en la tablet de 12 pulgadas que le habían proporcionado. Repasaban temas con algunos medios de comunicación, sobre todo digitales, acerca del recorrido de las autoridades, de la duración de la visita, del lugar donde habían habilitado la sala de prensa para el evento y la hora de la misma.
La lista de autoridades no era demasiado extensa, pero sí relevante: Ministra de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana; Presidente de la Junta de Andalucía; Alcalde de Jaén; Presidenta de Diputación; diversos Consejeros y Consejeras; Delegados del Gobierno; Rector de la Universidad y juntas directivas de diversos entes sociales. La lista de invitados general era mucho más amplia y colorida.
En la pantalla gigante de la puerta de acceso al acto podía verse en grande un logotipo en tonos morados y amarillos sobre una leyenda en color negro: “Funicular Santa Catalina”.
Bajo ese logotipo se podía leer la fecha del día: 18 de octubre de 2030, el lugar: Terminal de la Granja. Y la frase: Inauguración Oficial
—Parecía un imposible, pero por fin se pone en marcha— comentó Mateo a Marian mirando hacia atrás y viendo el acceso a las taquillas y al pasaje subterráneo que llevaría a los usuarios a la estación, donde espera- ba una de las dos flamantes unidades que componían el proyecto. La otra unidad de funicular se encontraba igualmente esperando impaciente arriba, apenas 750 metros de distancia de recorrido, pero eso sí, 250 metros más alta.
La terminal El Castillo se había edificado en lo que antes era un merendero en el cerro de Santa Catalina, y que ahora se había integrado en una zona recreativa de paseo que comprendía casi una hectárea, conteniendo en su interior el Castillo de Santa Catalina, el Parador, la Cruz y un conjunto espectacular de seis miradores sobre la ciudad. La transformación de toda el área formaba parte del proyecto del funicular y había sido financiado por fondos europeos para la transformación de espacios urbanos y de interés turístico para el desarrollo económico.
—Bueno, es otro de los logros de estos últimos años… Cada vez estoy más orgullosa de ser jaenera —respondió Marian a la vez que divisaba un grupo de personas que se acercaban a la entrada con aspecto de ser autoridades.
18-10-2030 23:15 h.
El acto había sido un éxito. La mayoría de los asistentes había comenzado a abandonar La Granja, aunque aún permanecían grupos de personas que, de vez en cuando, se acercaban a la cabina del funicular para probar por primera o por quinta vez, el trayecto.
Era un paseo agradable, silencioso, de apenas seis minutos durante el que se podía ver la ciudad cómo se empequeñecía poco a poco. La visión por la noche solo dejaba ver el oeste de la ciudad iluminada, la Avenida de Andalucía, las Fuentezuelas, el parque de bomberos… Si se miraba de forma más escorada, se podía ver un poco el centro de la ciudad. No cabía duda que, de día, la visión sería muy distinta: se vería todo el paisaje del olivar y, posiblemente, varias de las poblaciones cercanas.
Las salidas serían de quince en quince minutos y el horario sería ininterrumpido de diez de la mañana a diez de la noche, aunque esta noche el último trayecto de bajada sería a las doce. El coste del billete sería de 20 euros, no obstante, ya había acuerdos con algunas compañías para ofrecer el paquete completo en una especie de bono, junto a la entrada de otros monumentos y atractivos.
La noche se había cerrado sobre la ciudad, y un grupo de amigos se reunía en uno de los miradores comen- tando cada uno lo que consideraba más relevante o, simplemente, lo que más le había llamado la atención del evento.
Charo no dejaba de intentar explicar las especificaciones técnicas del proyecto, desde la potencia de los motores hasta los sistemas de frenado en caso de emergencia, la capacidad de la cabina y el coste de mantenimiento presupuestado para un año.
Un poco exhausto por el día de trabajo y ya descargado de responsabilidad, Javier había conseguido escapar del protocolo del acto y disfrutaba de un rato de tranquilidad. Apenas había comido en toda la noche, atendiendo a unos y a otros, políticos y prensa, así como al resto del personal de la organización. Comentaba las anécdotas del día y cada cinco minutos repetía que necesitaba unas vacaciones.
Isabel también se sentía cansada después de todo el día de trabajo, pero estaba satisfecha de haber podido compartir el momento con sus amigos. Durante toda la noche había podido compartir corro con muchos profesionales del sector del aceite y se sorprendía de las ganas y del conocimiento sobre su producto, que empezaban a demostrar todos. Comentaba las virtudes de los platos ofrecidos por el catering esa noche, la gran mayoría de ellos elaborados con aceite de oliva virgen extra.
Juan veía claro el producto para su empresa turística y dibujaba en su mente cómo ofrecería a sus clientes este nuevo atractivo para la ciudad. Comentaba a sus amigos que tenía que marcharse pronto. Al día siguiente tenía que salir hacia un congreso de agencias turísticas en Madrid y el tren salía a las 7:30 de la mañana, con llegada a su destino en apenas dos horas y media, a las 10 de la mañana. Justo para desplazarse a la Castellana y participar en la primera reunión a las diez y media, en la que ejercía de secretario.
Ana había dejado de relatar las características gráficas de su trabajo, su inspiración en la bandera de la ciudad para la selección del color del logotipo, y la forma de flechas de dirección de la fuente utilizada, la cantidad de material digital, y mil cosas más. Ahora, guardaba silencio.
Todos miraban el espectáculo iluminado que ofrecía la ciudad desde el cerro, cuando a Ana se le escapó, sin querer, el verso escrito por Federico Mendizábal: “Bella ciudad de luz, qué tienes cuando miras”.
Parece un sueño, ojalá se haga realidad.
El primer día de funcionamiento del Funicular de Santa Catalina se vendieron más de mil quinientos billetes. El primer año superó la cifra de doscientos mil.
Al año siguiente, la empresa de transporte concesionaria del tranvía se hizo cargo de la gestión y explotación del funicular.
Jaén alcanzó en 2030 los dos millones y medio de visitantes, triplicando la cifra que ostentaba a principios de 2020. Su población estable siguió aumentando en cerca de cinco mil habitantes por año en la siguiente década.
La Oficina Provincial de Acogida Personalizada de Proyectos Empresariales consiguió firmar más de treinta nuevos acuerdos de inversión en la provincia en los siguientes tres años.
El Real Jaén perdió su partido con el Real Madrid, pero mantuvo la categoría cinco años consecutivos.
Charo, Ana, Javier, Isabel y Juan son personajes ficticios, pero representativos de una generación de jóvenes jiennenses con mucho talento, fruto de la inversión en programas de formación en creatividad, liderazgo y de cooperación en equipo, que se insertaron en todos los niveles de Sistema Educativo durante la última década.
No hemos indicado sus apellidos, pero con diez años menos perfectamente podrían apellidarse Carpio, Millán, Meseguer, Bravo o Reyes.
2021
2022
2023
2024
2025
2026
2027
2028
2029
2030
Por orden de aparición en el relato:
1. Red de cercanías de trenes
2. Infraestructura 5G
3. Atracción de trabajadores tipo “freelance” como destino saludable
4. Proyecto red provincial de cargadores de vehículos eléctricos
5. Informatización y sensorización de olivar
6. Inversión en el Valle de Otíñar
7. Reconstrucción del Castillo de Otíñar
8. Remodelación y acondicionamiento del Parque de la Concordia
9. Remodelación del Barranco del Perejil
10. Apuesta por el turismo de lujo en Cazorla
11. Observatorio astro turístico de Santiago Pontones
12. Apuesta por el nombramiento de la Catedral de Jaén como Patrimonio de la Humanidad
13. Cesión del Palacio de Diputación a la UJA para la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas
14. Unificación de los servicios de Diputación en un único edificio
15. Escuela de Negocios en la ciudad
16. Proyecto de atracción de iniciativas empresariales, industriales y de alta generación de empleo a la ciudad
17. Promoción del envasado del Aceite de Oliva Virgen Extra
18. Oficina de acogida personalizada de proyectos empresariales del ayuntamiento/diputación
19. Creación de un laboratorio de pruebas fisicoquímicas del aceite, homologado por el COI
20. Impulso para la creación de una planta de compostaje y reciclaje del olivar
21. Acceso a GEOLIT por autovía
22. Nuevos Grados en la UJA orientados al sector del olivar
23. Ayuda para el reenfoque del sector del aceite a la salud
24. Conversión de Expoliva en feria anual y potenciación de la feria
25. Construcción del aparcamiento subterráneo en IFEJA
26. Uso de los aparcamientos del recinto ferial y Vaciacostales para Expoliva, con autobuses transfer
27. Códigos QR de realidad aumentada en los monumentos y puntos de interés con información, locuciones, horarios, etc.
28. Impulsar al Real Jaén para alcanzar la primera categoría de futbol
29. Instalación de lonas durante el verano en el centro para crear zonas con sombras
30. Puesta en marcha del tranvía de Jaén
31. Línea Madrid-Jaén de tren mejorada a 2:30 h de duración del recorrido.
Hay proyectos que solo pueden emprenderse y conseguirse mancomunadamente.
Y hay proyectos personales que solo pueden conseguirse integrándolos en esos proyectos mancomunados.
Cuando se tiene la sabiduría de mirar,
la realidad se llena de posibilidades y se amplía
si se tiene un proyecto creador, animoso e interesante.
Un proyecto vuelve la realidad significativa y, por lo tanto, sugerente: la fertiliza.
José Antonio Marina
Editado por PROA Asociación de Empresarios y Profesionales de Jaén
Escrito por Fulgencio Meseguer Galán
Ilustrado por Antonio Martínez Peñalver
Maquetado por Grupo Editorial Líberman
Impreso por Gráficas La Paz
ISBN: 978-84-121175-8-5
Depósito Legal: J 773-2020 Primera Edición
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