Las revoluciones industriales tienen tres factores determinantes: energía, comunicación y transporte.
La primera revolución industrial se produjo a finales del siglo XVIII generada a partir de la invención de la máquina de vapor, que permitió el uso de la energía en la imprenta y la locomotora.
La segunda revolución ocurrió a finales del siglo XIX con el uso del petróleo y la electricidad, y la aparición de nuevas formas de comunicación como el teléfono, la radio, el telégrafo y la irrupción en el transporte del automóvil y el avión.
La tercera tiene lugar a partir de finales del siglo XX con la implantación de la electricidad generada a partir de fuentes renovables, así como una comunicación a través de internet y un transporte caracterizado por la electricidad y su uso sin conductor.
En cuanto a la energía se deben precisar los conceptos de:
• Energía primaria: Toda forma de energía, disponible en la naturaleza antes de ser convertida o transformada. Aquí tenemos petróleo, gas natural, carbón, hidroelectricidad, madera, geotérmica, eólica, nuclear, solar, mareomotriz, etc.
• Energía secundaria: Es la energía que proviene de productos energéticos que han sufrido una transformación física o química que permite su uso directo. Entre otros tenemos: gasolina, gasoil, keroseno, gas licuado de petróleo (GLP), electricidad, carbón vegetal, biocombustibles, etc.
Centrando el tema energético, el objetivo de la transición de la energía basada en combustibles fósiles a energía renovable deberían basarse en la electrificación de toda la economía y en la generación de la electricidad con fuentes renovables.
1. Generación de energía basada en el uso de energías renovables: Eólica, Hidroeléctrica y Solar (fotovoltaica y termoeléctrica) principalmente.
2. Casas y edificios como unidades de producción, almacenamiento y consumo de energía eléctrica. La climatización debería basarse en la aerotermia o geotermia.
3. Sistemas de almacenamiento de energía basados en baterías (Ion-Litio, Metal-Aire), y sistemas de respaldo con hidrógeno (electrolizadores y pilas de combustible).
4. Redes eléctricas inteligentes basadas en el internet de las cosas.
5. Movilidad eléctrica: vehículos eléctricos (VE) con baterías. Cada pilar debe tener su proyecto de transición, con objetivos claros: camino a seguir y meta a alcanzar.
• Necesidades de energía por años, teniendo en cuenta las transiciones de la movilidad y la climatización desde la energía fósil a la eléctrica, que supondrían —en general— un 50% más de la energía eléctrica que consumimos actualmente.
• Estudio del tipo de tecnologías a implantar (Hidroeléctrica, Viento, Sol) con una mezcla que permita asegurar la continuidad y el suministro eléctrico.
• Potencia y capacidad adecuada del sistema de respaldo para los días de poco viento y/o poco sol.
España fue pionera en las energías renovables en el año 2007, tanto en energía eólica, como solar, pero nos salió demasiado caro al no tener en cuenta la innovación tecnológica y los precios de la tecnología. Actualmente, se están consiguiendo en el mundo contratos de generación fotovoltaica con un coste de menos de 0,03 euros/Kwh.
Cualquier edificio o conjunto de edificios (casas, comunidades de vecinos, naves, polígonos industriales o pueblos), deberían de poder generar, almacenar y consumir energía eléctrica, así como poder venderla. Se debería de convertir el actual sistema centralizado de generación de energía en un sistema distribuido y colaborativo. Actualmente el autoconsumo, distribución, almacenamiento y colaboración se está obstaculizando en beneficio de las grandes empresas eléctricas.
La tecnología de las baterías de ionlitio está progresando tanto en capacidad como en potencia y precio a un ritmo sorprendente: Tesla está consiguiendo precios de menos de 150 euros / Kwh en sus baterías.
En el año 2016 se han vendido 1.000.000 de vehículos eléctricos (VE) en el mundo. Noruega es el ejemplo a seguir donde el 37% de los vehículos vendidos en enero de 2017, fueron eléctricos.
Este año, 2017, tendremos 4 vehículos eléctricos a tener en cuenta: Tesla model 3, Opel Ampera-e, Nissan Leaff y Renault Zoe, con autonomías de 300 a 500 Km. Sólo necesitamos una transición adecuada para los sistemas de carga de vehículos eléctricos (VE). Francia ha anunciado que tendrá cargadores cada 50 Km en cualquier carretera. Los municipios, asimismo, deberían ofrecer vados y aparcamientos con cargador de VE.
No creo en el vehículo de hidrógeno, pero sí creo que el hidrógeno se impondrá como vector de almacenamiento de la energía eléctrica. Las empresas de Gas Natural deberían de reconvertir sus tecnologías para la irrupción del hidrógeno generado por electrolisis (agua + electricidad).
En España, tenemos una situación geográfica privilegiada para poder generar toda la energía que necesitamos. Sólo necesitamos un plan que sea económicamente viable y que garantice el total suministro de energía.
Sólo recordar que cuando hablamos de hidrógeno no estamos hablando de los proyectos de fusión, ya que esa tecnología será el inicio de la Cuarta Revolución Industrial.
© Copyright 2024 | Política de privacidad | Cookies | Desarrollo web: Software DELSOL