Aunque la traducción de la definición exacta de ERP al castellano sería Software de Gestión Integrado, vamos a utilizar esta nomenclatura para referirnos, en general, al conjunto de softwares que necesita la empresa para su administración operativa en las diferentes áreas de su negocio, ya sea administración, almacén, contabilidad y/o laboral.
El mercado actual ha obligado a la empresa a actualizar sus procedimientos, forzándolos a implementar nuevas herramientas informáticas para hacer frente a las necesidades del manejo de información. Por ejemplo, hoy día los presupuestos y facturas se envían habitualmente por correo electrónico, las declaraciones de impuestos las transmitimos por internet a la Agencia Tributaria, los seguros sociales nos los liquidan directamente desde la Seguridad Social.
Apenas vamos a los bancos. Pagamos la gran mayoría de compras por transferencias o tarjetas de crédito, y cobramos a los clientes de la misma forma, o remesándoles directamente a su cuenta. Sin lugar a dudas, las nuevas tecnologías exigen un rejuvenecimiento del parque de software instalado en las empresas.
Del total de las compañías que han mostrado interés en instalar nuevas soluciones en 2016, un 84% han solicitado información acerca de software de contabilidad, un 66% sobre facturación y control de stocks, y un 62% acerca de RRHH.
Internet se ha conformado como la plataforma de ventas más deseada por cualquier tipo de empresario. Los bajos costes de desarrollo e implantación de soluciones de comercio electrónico para la empresa han hecho que la World Wide Web se haya convertido en pocos años en un gran escaparate comercial, en las que, con unos pocos clics, es posible tener en nuestra casa cualquier artículo que anteriormente nos podría haber sido imposible conseguir. Como usuario es muy fácil, basta con acceder a alguna de las plataformas de los gigantes del comercio electrónico mundial, o utilizar Google para localizar alguna tienda virtual especializada que venda lo deseado y realizar el proceso de compra completo, que suele ser bastante sencillo.
Como empresario la cosa se complica. En un principio existen dos opciones bien diferenciadas, que dependerán del grado de esfuerzo inicial que se quiera dedicar. La primera opción sería unirse a algún Marketplace cómo Amazon o Rakuten, aprovechando toda su ingeniería, posicionamiento y logística, y sacrificando, eso sí, un porcentaje de comisión de hasta un 20% de las ventas. La segunda opción sería desarrollar un sitio de comercio electrónico por parte del propio empresario, posicionarlo en los resultados de búsquedas en Google, y hacerse cargo de toda la logística de pagos, formas de envío, etc.
Actualmente, una de cada tres empresas de 10 o más empleados hicieron compras a través de comercio electrónico. Siendo una de cada cinco empresas de esta dimensión las que realizan ventas a través de Internet.
Tanto las plataformas o Marketplace, como las tiendas virtuales independientes, están utilizando la flexibilidad y versatilidad que ofrece la nube: accesibilidad, desubicación, inmediatez, disponibilidad 24/7, etc.
También las soluciones de almacenamiento de archivos, y soluciones puras o híbridas para la gestión y administración de las empresas, están empezando a confiar en esta tecnología. Casi el 20% de las empresas que invierten en soluciones empresariales lo están haciendo ya adquiriendo servicios de Cloud Computing.
Aunque la mayoría de empresas utilizan actualmente la nube para servicios básicos como correo electrónico (71,2%) o el almacenamiento de ficheros (68,7%), cada día se incrementa la adquisición de sus servicios para soluciones de ofimática como procesadores de textos, hojas de cálculo…(38,5%), y las soluciones de gestión empresarial (29,5%). La nube permite dimensionar el servicio contratado de forma más concreta y precisa. El usuario puede elegir en todo momento que tamaño de datos necesita alojar, número de personas concurrentes en el servicio, tiempo de respuesta ante incidencias, y una contratación con periodos mensuales, que permiten amoldar sus necesidades con la demanda de los servicios.
Los tiempos se van acortando. La competitividad entre empresas de un mismo sector va en aumento, y exige estar a la vez en muchos frentes: canales comerciales de ventas con agentes deslocalizados, tiendas físicas con sucursales, y sitios web de comercio electrónico.
Ya no se discute el necesario ahorro del “Coste Total de Propiedad” del software, su adquisición gratuita, el ahorro en formación a través de interfaces conocidas y cada vez más intuitivas, el coste de su mantenimiento y actualización a través de multitud de asistentes, etc.
La seguridad e integridad de la información es un requisito ligado a su disponibilidad, y a la continuidad de los negocios. Despuntan hoy día grandes centros de proceso de datos hiperseguros, que garantizan el servicio en un 99,99% de situaciones.
En este escenario, empiezan a aparecer soluciones globales para la empresa, que unifican en un solo fabricante las necesidades de cualquier empresa, ya sea de gestión administrativa, contable o laboral, junto con sitios avanzados de comercio electrónico, y con toda la información alojada en la nube.
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